2-52
Agosto 1, 1899
Silencio y llanto de Jesús por las criaturas. Habla acerca de la pureza.
(1) Esta mañana mi suavísimo Jesús, transportándome fuera de mí misma, me hacía ver la
corrupción en la cual ha caído el género humano. ¡Da horror pensarlo! Mientras me encontraba
en medio de estas gentes, Jesús decía casi llorando:
(2) “¡Oh hombre, cómo te has desfigurado, deformado, desnoblecido!, ¡oh hombre, Yo te hice
para que fueras mi templo vivo, y tú en cambio te has hecho habitación del demonio!; mira aun
las plantas, con estar cubiertas de hojas, de flores y frutos, te enseñan la honestidad, el pudor
que tú debes tener de tu cuerpo, y tú habiendo perdido todo pudor y también la vergüenza natural
que deberías tener, te has vuelto peor que las bestias, tanto que no tengo más a quien
compararte. Tú eras mi imagen, pero ahora no te reconoces más, más bien me das tanto horror
por tus impurezas, que me da náuseas el verte, y tú mismo me obligas a huir de ti”.
(3) Mientras Jesús así decía, yo me sentía desgarrar por el dolor al ver tan amargado a mi
amado Jesús, por eso le he dicho: “Señor, tienes razón de que no encuentras más nada de bien
en el hombre y que ha llegado a tal ceguera, que no sabe ya ni siquiera respetar las leyes de la
naturaleza, entonces si quieres ver al hombre, no harás otra cosa que mandar castigos, por eso
te pido que mires tu misericordia y así será remediado todo”. Mientras así decía, Jesús me ha
dicho:
(4) “Hija, dame tú un alivio a mis penas”.
(5) Al decir esto, se ha quitado la corona de espinas que parecía encarnada en su adorable
cabeza y me la ha clavado en la mía, yo sentía un dolor fortísimo, pero estaba contenta de que
Jesús se reconfortara. Después de esto me ha dicho:
(6) “Hija, Yo amo grandemente a las almas puras, y así como de las impuras estoy obligado
a huir, de las puras en cambio como por un imán soy atraído a hacer morada en ellas. A las
almas puras con gusto les presto mi boca para hacerlas hablar con mi misma lengua, así que
no se fatigan para convertir a las almas; en dichas almas Yo me complazco no sólo de continuar
en ellas mi Pasión, y así continuar aun la Redención, sino lo que es más, me complazco
sumamente de glorificar en ellas mis mismas virtudes”.
+ + + +
2-53
Agosto 2, 1899
Amenazas de castigos. Habla sobre la correspondencia.
(1) Esta mañana mi adorable Jesús se hacía ver todo afligido y casi enfadado con los
hombres, amenazando con los acostumbrados castigos y de hacer morir gente de improviso
bajo rayos, granizadas y fuego, yo le he pedido mucho que se aplacara y Jesús me ha dicho:
(2) “Son tantas las iniquidades que se elevan de la tierra al Cielo, que si faltara por un cuarto
de hora la oración y almas que sean víctimas ante Mí, Yo haría salir fuego de la tierra y con él
inundaría a las gentes”.
(3) Después ha agregado: “Mira cuántas gracias debía verter sobre las criaturas, pero como
no encuentro correspondencia estoy obligado a retenerlas en Mí, es más, me las hacen cambiar
en castigos. Pon atención tú hija mía, a corresponderme a las tantas gracias que estoy
derramando en ti, porque la correspondencia es la puerta abierta para dejarme entrar en el
corazón y ahí formar mi habitación. La correspondencia es como aquella buena acogida, aquella