estima que se da a las personas cuando vienen a hacer una visita, de modo que atraídas por
ese respeto, por esas maneras afables que se usan con ellas, están obligadas a venir otras
veces y llegan a no saberse separar. El todo está en corresponderme, y a medida que las
criaturas me corresponden y me tratan en la tierra, así Yo me comportaré con ellas en el Cielo,
haciéndoles encontrar las puertas abiertas, invitaré a toda la corte celestial a acogerlos y los
colocaré en el más sublime trono, pero será todo lo contrario para quien no me corresponde”.
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2-54
Agosto 7, 1899
Sobre la nada de nosotros mismos.
(1) Esta mañana mi amable Jesús no venía, y después de tanto esperar y esperar, finalmente
ha venido; era tanta mi confusión y mi aniquilamiento, que no sabía decirle nada y Jesús me ha
dicho:
(2) “Por cuanto más te aniquiles y conozcas tu nada, tanto más mi Humanidad, mandando
rayos de luz, te comunicará mis virtudes”.
(3) Yo le he dicho: “Señor, soy tan mala y fea que me doy horror a mí misma, ¿qué será ante
Ti?”
(4) Y Jesús: “Si tú eres fea, soy Yo quien te puede volver bella”.
(5) Y en el mismo momento de decir esto ha mandado una luz salida de Él a mi alma, y parecía
que le comunicaba su belleza, y después, abrazándome ha comenzado a decir:
(6) “Cómo eres bella, pero bella de mi misma belleza, por eso soy atraído a amarte”.
(7) ¿Quién puede decir cómo he quedado confundida? Pero todo sea para su gloria.
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2-55
Agosto 8, 1899
El alma resignada está siempre en reposo.
(1) Continúa haciéndose ver apenas y casi enojado con los hombres y por más que le he
pedido que derramara en mí sus amarguras, ha sido imposible y sin prestarme atención a lo que
le decía, me ha dicho:
(2) “La resignación absorbe todo lo que puede ser de pena o de disgusto a la naturaleza y lo
convierte en dulce; y siendo mi Ser pacífico, tranquilo, de modo que cualquier cosa que pueda
suceder en el Cielo y en la tierra no puede recibir ni siquiera el más mínimo aliento de turbación,
entonces la resignación tiene la virtud de injertar en el alma estas mismas virtudes mías. El alma
resignada está siempre en reposo, no sólo ella, sino que me hace reposar tranquilamente
también a Mí en ella.”
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