(5) “Lo que más me disgusta de estas almas es la inestabilidad en hacer el bien, basta una
pequeña cosa, un disgusto, aun un defecto, mientras que es entonces el tiempo más necesario
para estrecharse más a Mí, éstas en cambio, se irritan, se molestan y dejan a medias el bien
comenzado. Cuántas veces les he preparado gracias para dárselas, pero viéndolas tan
inestables, he sido obligado a retenerlas”.
(6) Después, conociendo que no quería saber nada de lo que quería decirle y viendo que mi
confesor estaba un poco mal en el cuerpo, he rogado largamente por él, y le hacía a Jesús varias
preguntas que no es necesario decir aquí. Y Jesús, benignamente me ha respondido a todo y
así ha terminado.
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2-39
Junio 20, 1899
Cómo todo está en el amor.
(1) Continúa casi siempre lo mismo. Esta mañana, parece que Jesús ha querido aliviarme un
poco, después de que por algún tiempo he ido en busca de Él. De lejos vi a un niño, y como
rayo que cae del cielo acudí, en cuanto llegué lo he tomado entre mis brazos y viniéndome una
duda de que no fuera Jesús le he dicho:
(2) “Tesorito mío querido, dime, ¿quién eres?”
(3) Y Él: “Yo soy tu querido y amado Jesús”.
(4) Y yo a Él: “Niñito mío hermoso, te pido que tomes mi corazón y lo lleves Contigo al Paraíso,
pues junto con el corazón se irá mi alma”.
(5) Parecía que Jesús tomase mi corazón y lo unía de tal manera al suyo, que se hacían uno
solo. Después se ha abierto el Cielo, pareciendo que se preparaba a una fiesta grandísima, en
el mismo momento descendió del Cielo un joven de hermoso aspecto, todo centelleante de fuego
y llamas. Jesús me ha dicho:
(6) “Mañana es la fiesta de mi querido Luis, debo asistir”.
(7) Y yo: “Entonces a mí me dejas sola, ¿cómo haré?”
(8) Y Él: “También tú vendrás, mira cómo es bello Luis, pero lo que fue más en él, que lo
distinguió en la tierra, era el amor con el cual obraba, todo era amor en él, el amor le ocupaba
el interior, el amor lo circundaba en el exterior, así que también el respiro se podía decir que era
amor, por eso de él se dice que no sufrió jamás distracción, porque el amor lo inundaba por
todas partes y por este amor será inundado eternamente, como tú ves”.
(9) Y así parecía que era tan grandísimo el amor de San Luis, que podía incinerar a todo el
mundo. Después Jesús ha agregado:
(10) “Yo paseo sobre los montes más altos y en ellos formo mi delicia”.
(11) Yo no entendí el significado, y ha continuado diciendo:
(12) “Los montes más altos son los santos que más me han amado, y Yo hago de ellos mi
delicia cuando están sobre la tierra y cuando pasan al Cielo, así que el todo está en el amor”.
(13) Después de esto pedí a Jesús que me bendijera y a aquellos que en ese momento veía,
y Él dando la bendición ha desaparecido.
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