harían competencia a ver quién quisiera sufrir más, pero esta ciencia no es conocida por el
mundo, por eso aborrecen todo lo que puede volverlos más ricos in eterno”.
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2-9
Mes de Abril, 1899
Cómo la humildad es la pequeña planta. La humildad sin confianza es virtud falsa.
(1) Después de haber pasado algunos días de privación y de lágrimas, yo me encontraba toda
confundida y aniquilada en mí misma, en mi interior iba diciendo continuamente: “Dime, oh mi
Bien, ¿por qué te has alejado de mí, en qué te he ofendido que no te dejas ver más, y si te
muestras es casi ensombrecido y en silencio? ¡Ah, no más me hagas esperar y esperar, que mi
corazón no puede más!”.
(2) Finalmente Jesús se ha mostrado un poco más claro, y viéndome tan aniquilada me ha
dicho:
(3) “¡Si tú supieras cuánto me agrada la humildad! La humildad es la planta más pequeña que
se pueda encontrar, pero sus ramas son tan altas que llegan hasta el Cielo, están en torno a mi
trono y penetran hasta dentro de mi corazón. La pequeña planta es la humildad, las ramas que
produce esta planta es la confianza, así que no se puede dar verdadera humildad sin confianza.
La humildad sin confianza es virtud falsa”.
(4) Por las palabras de mi Jesús se ve que mi corazón no sólo estaba aniquilado, sino también
un poco desanimado.
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2-10
Abril 5, 1899
Cómo Jesús la tiene cubierta en su amor.
(1) Mi alma continuaba en su aniquilamiento y con temor de perder al dulce Jesús, cuando en
un instante, de golpe se ha hecho ver y me ha dicho:
(2) “Te tengo bajo la sombra de mi caridad. Entonces, así como la luz penetra por todas partes,
así mi amor te tiene cubierta por todas partes y en todo. ¿De qué temes entonces? ¿Y cómo
puedo Yo dejarte mientras te tengo tan abismada en mi amor?”
(3) Mientras Jesús así decía, yo quería preguntarle por qué no se hacía ver según su
costumbre, pero Jesús enseguida desapareció y no me ha dado tiempo de decirle ni siquiera
una palabra. ¡Oh Dios, qué pena!
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2-11
Abril 7, 1899
Luisa consuela a Jesús. Él le dice: Quiero
hacer de ti un objeto de mis complacencias.
(1) Continúa el mismo estado, pero especialmente esta mañana la he pasado amarguísima,
casi había perdido la esperanza de que Jesús viniera. ¡Oh, cuántas lágrimas he tenido que
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