(4) Entonces, mientras Jesús me decía aquellas palabras, yo le he dicho: “Mi buen Jesús, ¿en
qué aprovecha a mi alma el tener tantas gracias, si después me amargan toda mi vida,
especialmente en las horas de tu privación? Porque el comprender quién eres Tú y de quién
estoy privada, es un continuo martirio para mí; por lo tanto no me sirven más que para hacerme
vivir continuamente amargada”.
(5) Y Él ha agregado: “Cuando una persona ha gustado lo dulce de un alimento y después es
obligada a tomar lo amargo, para quitar esa amargura se duplica el deseo de gustar lo dulce, y
esto sirve mucho a aquella persona, porque si gustara siempre lo dulce sin probar jamás lo
amargo, no tendría gran aprecio por lo dulce, y si siempre gustara lo amargo sin conocer lo
dulce, no conociéndolo ni siquiera lo desearía, por eso lo uno y lo otro sirven, y así te sirven
también a ti”.
(6) Y yo: “Pacientísimo Jesús mío, perdóname por tener que soportar a un alma tan mísera e
ingrata, me parece que esta vez quiero investigar demasiado”.
(7) Y Jesús: “No te turbes, soy Yo mismo el que pongo las dificultades en tu interior para tener
ocasión de conversar contigo, y a la vez para instruirte en todo”.
+ + + +
2-76
Septiembre 25, 1899
Temor de que sus escritos puedan encontrarse en manos de otros.
(1) En mi mente estaba pensando: “Si estos escritos llegaran a manos de alguien, tal vez dirá:
“Ha de ser una buena cristiana porque el Señor le hace tantas gracias”, sin saber que a pesar
de todo esto soy todavía muy mala. He aquí cómo las personas se pueden engañar tanto en el
bien, como en el mal. ¡Ah Señor, sólo Tú conoces la verdad y el fondo de los corazones!”
Mientras esto pensaba ha venido el bendito Jesús y me ha dicho:
(2) “Amada mía, ¿y si las gentes supieran que tú eres mi defensora, y la de ellas?”
(3) Y yo: “Mi Jesús, ¿qué dices?”
(4) Y Él: “¡Cómo! ¿No es verdad que tú me defiendes de las penas que ellas me dan al ponerte
en medio entre Yo y ellas, y tomas sobre ti el golpe que Yo estaba por recibir en Mí, y el que Yo
debía descargar sobre ellas? Y si alguna vez no los recibes sobre ti es porque no te lo permito,
y esto con una gran pena, hasta lamentarte Conmigo; ¿lo puedes acaso negar?”
(5) “No Señor, no puedo negarlo, pero veo que es una cosa que Tú mismo has infundido en
mí, por eso digo que el hecho no es que yo sea buena, y me siento toda confundida al oír que
me dices estas palabras”.
+ + + +
2-77
Septiembre 26, 1899
Causa por la que Jesús no toma en cuenta las
oposiciones. Vista abstractiva e intuitiva del alma.
(1) Esta mañana, habiendo venido mi adorable Jesús, me ha transportado fuera de mí misma,
pero con mi suma pena lo veía de espaldas, y por cuanto le he rogado que me dejara ver su
santísimo rostro me resultaba imposible. En mi interior iba diciendo: “Quién sabe, a lo mejor son
mis oposiciones a la obediencia de escribir, por lo que no se digna hacer ver su rostro adorable”.
Y mientras esto decía lloraba. Después de que me ha hecho llorar se ha volteado y me ha dicho: