(10) Y Jesús tocándome con su mano la parte donde sufría, ha mitigado la agudeza del dolor,
de modo que puedo recogerme y perderme en Él.
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2-65
Agosto 27, 1899
El efecto cuando Jesús va al alma.
(1) Esta mañana mientras veía a mi dulce Jesús, sentía un temor de que no fuese Él sino el
demonio para engañarme. Y Jesús respondiendo a mi temor me ha dicho:
(2) “Cuando soy Yo quien se presenta al alma, todas las potencias interiores se aniquilan y
conocen su nada, y Yo, viendo al alma humillada, hago sobreabundar mi amor, como tantos
ríos, en modo de inundarla toda y fortificarla en el bien. Todo lo contrario sucede cuando es el
demonio”.
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2-66
Agosto 30, 1899
Jesús le hace ver el estado lamentable del mundo.
(1) Esta mañana mi amado Jesús me ha transportado fuera de mí misma y me ha hecho ver
la decadencia de la religión en los hombres y un preparativo de guerra. Yo le he dicho: “¡Oh
Señor, en qué estado tan lamentable se encuentra el mundo en estos tiempos en cuanto a la
religión! Parece que el mundo no reconoce más a Aquel que ennoblece al hombre y lo hace
aspirar a un fin eterno, pero lo que más hace llorar, es que parte de aquellos mismos que se
dicen religiosos, que deberían poner la propia vida para defender la religión y hacerla resurgir,
la ignoran”. Y Jesús, tomando un aspecto afligidísimo me ha dicho:
(2) “Hija mía, esta es la causa de que el hombre viva como bestia, porque ha perdido la
religión; pero tiempos más tristes vendrán para el hombre en castigo de la ceguera en la cual él
mismo se ha sumergido, tanto, que se me oprime el corazón al verlo. Pero la sangre hará revivir
esta santa religión, esta sangre que haré derramar por toda clase de gente, por seglares y
religiosos, regará al resto de las gentes que viven como salvajes, y civilizándolas les restituirá
de nuevo su nobleza. He aquí la necesidad de que la sangre se derrame y que las mismas
iglesias queden casi abatidas, para hacer que regresen de nuevo y existan con su primer brillo
y esplendor”.
(3) ¿Pero quién puede decir el desgarro cruel que harán en los tiempos por venir? Lo paso en
silencio porque no lo recuerdo bien y no lo veo tan claro; si el Señor quiere que lo diga me dará
más claridad y entonces tomaré de nuevo la pluma sobre este argumento, por eso, por ahora
pongo punto.
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